Nacida en 1048, la Orden de Malta es el más antiguo de los grandes organismos caritativos católicos de nuestra época. Comenzó cuando el Beato Gerardo fundó un hospital en Jerusalén, consagrado a San Juan Bautista, para atender a los peregrinos que habían sido heridos en el camino. Junto a su actividad hospitalaria algunos de ellos tomaron las armas para defender a los peregrinos de sus asaltantes.

Tras la caída de Jerusalén en 1187, la comunidad se instaló en Acre, luego en Chipre y posteriormente en la isla griega de Rodas.

Famosos por tener los mejores hospitales de la época y por ser los «defensores de la cristiandad», se mantuvieron en Rodas hasta el último gigantesco asedio otomano que los expulsó en 1522. Carlos V los instaló en la Isla de Malta -de la que tomaron su actual nombre- y donde mantuvieron como siempre hospitales ejemplares. La poderosa flota de la Orden participó en la destrucción definitiva del poderío otomano en el Mediterráneo en la Batalla de Lepanto en 1571. Tras ser expulsados de Malta por Napoleón en 1798, los Caballeros se establecieron en Roma.

Hoy sus 13.500 miembros, Caballeros, Damas y Capellanes, 95.000 voluntarios permanentes y más de 52.000 trabajadores, repartidos en “asociaciones nacionales» y en distintas “fundaciones”, mantienen viva en más de 120 países su misión: la defensa de la fe y la ayuda al necesitado.

La Fundación Auxilio Maltés fue creada en Chile por la Asociación Chilena de la Orden de Malta.